sábado, 11 de enero de 2014

11 de Enero...

Era Martes de un día frío y soleado. Sevilla amanecía silenciosa. Los últimos días pasaron despacio, esperando a que llegara el momento mas esperado. Mama llevaba desde el día anterior portándose como una valiente y tu, perezosa y remolona, te resistías a enseñarnos tu preciosa carita.
Llegó el momento, nervios en la sala de parto, incluso nos avisaron de que la cosa se complica, no me dejan entrar. Los meses anteriores fueron duros, tu corazón parecía latir mas rápido de lo normal y eso hacía que todos los médicos estuviesen alerta. La espera se hace larga y de repente se abre la puerta del paritorio, una enfermera fria y sin sentimientos nos dice que la cosa se ha complicado y que solo nos queda rezar, en ese momento lágrimas, nervios y suplicas se apoderaron de todos los que allí esperábamos tu llegada. Mama seguía demostrando calma y valentía. Tu padre le pedía al Señor que todo fuese bien...Al rato, se vuelve a abrir la misma puerta y me invitan a conocerte, el trayecto hasta ti se me hizó eterno, no recuerdo haber corrido tan rápido en mi vida, pero la meta merecía la pena. Jamás olvidaré ese momento y como fue nuestro primer encuentro. Yo solo acertaba a gritarte que te quería y a dar gracias a todos los santos por tenerte entre mis brazos, también me acordaba de mi abuela, (cuanto hubieses disfrutado de ese día abuela) y de toda la familia, que aguardaba fuera para conocerte. Estabas perfecta y tu corazón era diferente si, era grande, porque venías a cambiar la vida de tu familia. Tu pelo negro, tus ojos rajados y el rosita de tu piel, tu bultito en el lóbulo de tu oreja, tus manitas perfectas, esos labios perfilados, esa bolita pegada a tu cara llamada nariz y ese olor, que aun hoy, sigue siendo el tuyo.

Los primeros días no fueron fáciles, nadie dijo que lo fueran, me pasaba las horas viéndote dormir al mismo tiempo, que te daba las gracias por estar entre nosotros. Mas adelante nos tocó ayudarte a hacer tus cositas con una sonda, y por primera vez te cagaste en tu padre, el primer domingo de cuaresma te llevé a Granada a conocer al dueño de mis súplicas y poco después te llevamos a ver el mar...tantos momentos inolvidables y tantos que nos quedan por vivir.

A todos los padres nos pasa los mismo, pero mis ojos aún no han visto un bebe tan precioso como tu. Te había soñado, incluso acertaba a ponerte carita, pero nunca pensé que fueses tan preciosa. Llegaste para ponerle nombre y apellidos a una historia de amor, que sin obedecer a absurdas tradiciones, te encargo cuando quiso, porque el amor verdadero solo entiende de eso, de amor. Eras el deseo de tus padres. Desde entonces hasta hoy, has cambiado mi vida, mis prioridades y el sentido de mis días, me has dado calma, me has quitado de aquello que me hacia ser peor y me has acercado a la calma.

Guardas aún gestos de tu nacimiento, te sigues durmiendo con las manitas debajo de la cabeza y arropada hasta arriba, cuando quieres demostrar agradecimiento, arrugas tus ojos como muestra de timidez, sigues tocándote el pelo cuando el sueño empieza a querer sentarse a tu lado...sigues siendo mi bebe y siempre seguiré buscándote en esa sonrisa tan personal y tan tuya.

Eres distinta, eres como quieres ser, te vas haciendo a ti misma,no entiendes de cariños, ni de muestras de amor, pero a diario me regalas millones de detalles. Eres fiel, buena y responsable. También tienes tus cosillas, esas que en ocasiones me sacan de mis casillas, aún sabiendo que tu no eres la culpable, porque no naciste sabiendo. Yo tampoco nací para enseñarte, nos hemos ido conociendo desde ese frío y despejado día sevillano, y hemos llegado hasta aquí juntos, sin pedirnos nada a cambio. Seguro que el camino se endurecerá y nos pondrá zancadillas, pero confío estar a la altura y poder siempre responderte a tus necesidades, que a día de hoy son las de una niña soñadora y responsable.

Por delante un largo y bonito camino, atrás quedan días inolvidables que lo son, por tu forma de ser. Ahora que te ha dado por llamarme Papu, empezamos a poder enterdernos con mirarnos, sabes lo que me gusta y lo que no, cuando tienes que besarme y cuando no, eres magia en mi vida y lo sabes. Cada viernes te conviertes en un peluche para mama y para mi,

Yo quisiera parar el tiempo, detener el ritmo de la naturaleza, abrazarte y perdernos en un mundo donde nada ni nadie te pueda dañar, pero eso es un sueño y la vida es real. Sigo temiendo el paso del tiempo, espero atemorizado preguntas que no sabré responder, situaciones que me asustarán, miedos que tendré que superar como he hecho hasta ahora, con amor, y dejando que seas tu la que decidas, tal y como haces ahora.

Eres maravillosa, la mejor hija del mundo y el fruto soñado de un amor...

Hoy, otro día frio y menos soleado, cumples nueves años...FELICIDADES PRINCESA!!!!!!!