sábado, 22 de febrero de 2014

La Maraton de tu vida


Se acerca el momento. Miles de personas te rodean, pero te sientes solo. Si miras atrás, ves días de frio y tardes de calor. Sabes que depende de ti, de tu capacidad de sacrificio, de tu sentido del sufrimiento, de la fuerza de tu constancia y de tus ganas de alcanzar un sueño. No es más, que el reflejo de una vida, de tu vida...

 Te has forjado solo. Elegiste el camino de conocerte a ti mismo antes de conocer a los que te rodean. Te fuiste rápido a encontrar la motivación lejos de la facilidad y el acomodo que da la falta de ambición, quizás aquel semáforo en ámbar, sirvió para guiarte y hacerte ver que todo en esta vida tiene un precio, el precio del esfuerzo y el sacrificio, y que detrás de las dudas, siempre se encuentra el premio por el trabajo bien hecho.

La distancia siempre ha sido protagonista de tu transitar diario. Tomaste distancia para pasar de adolescente a hombre, pusiste tierra por medio cuando empezaste a trabajar, la misma que hoy te separa de los tuyos. Has aprendido ha cuidarte a ti mismo, tu espacio es el tuyo. Te gusta sabernos cerca pero solo sabernos cerca, aunque eso si, cuando acudimos a ti siempre encontramos esa palabra que necesitamos escuchar. El silencio es tu mejor compañero y tu rutina, la marcan las sombras de tus ausencias.

No va a ser fácil, nadie dijo que lo fuera. No vas a estar solo, aparecemos para llevar en volandas cuando la fatiga intente convencerte de que la meta es inalcanzable y cuando las dudas empiecen a ser alargadas como tu sombra, será la sonrisa de Gonzalo la que te invite a pensar que eres capaz de vencer. Cuando el miedo al fracaso intente abrazarte y citarte en el desván de los vencidos, será la cara de Lucia la que te grite que "nos vemos en la meta tito". Vamos a empujarte a conseguirlo, los tuyos, los incondicionales, los que sabemos que eres capaz de conseguirlo, te vamos a sorprender para que nunca sientas que estás solo, incluso desde la distancia habrá gente esperando la llamada que les anuncié que has cruzado la meta de tu sueño.

Mañana recorrerás tu vida en aproximadamente cuatro horas. El tránsito por las calles de Sevilla será una lucha de tu a tu, contigo mismo. Tus pasos te llevarán a conseguir un sueño, y serán tus piernas las que decidan si el camino es o no posible, es decir, un reflejo de tu madurez, una lucha por la consecución de un objetivo, superando para ello todas las dificultades que el recorrido te presentará. Para nosotros ya los has conseguido, ver como te has preparado esta cita, ha sido para todos una lección de orgullo. No se la de cosas que pasarán mañana por tu cabeza, nunca he sido capaz de aguantar mas de media hora corriendo, pero se que te sobran motivos para vencer los silencios que te rodearán cuando te cuelgues el dorsal.

Llevas meses preparando la cita de mañana, a todos nos has implicado en este camino que te dejará mañana sobre las 9 a 42.125m de la linea de meta mas soñada. Has elegido este reto para motivarte en tu soledad de un feo pueblo del interior de Almeria, has aplazado el momento mágico de sacar el costal del cajón por estar mañana preparado, incluso has sentado en el banquillo el momento de ponerle fecha al si quiero que todos estamos esperando. Por ella, por nosotros, por tu elitistas, por los ausentes, por los que tienen que venir y por los que están recién llegados,por los que siempre te animan bañando su eterno recuerdo en oro, por Lucia, por sus pancartas, por ese primer dorsal 533, por tu constancia, por tu ambición, por tu coraje, por Gonzalo, por sus sonrisas, por tus miedos, por tus cojones, por tu niño interior, por tus lágrimas, por tus consejos, por tus recuerdos, por tu entrega, por tu lucha diaria, por tu responsabilidad, por tu Vertigo, porque te lo mereces.....lo vas a conseguir!!!!!

Para mi ya has cruzado la meta, no tienes nada que demostrarme, eso si, estoy deseando ser asfalto para tus pies. Nos vemos en la meta HERMANO!!!


  




viernes, 7 de febrero de 2014

Una vieja parihuela

Foto: Floren Ruano
Allí, envuelta en plásticos y rodeada de una vieja tela verde, viendo pasar los días y contando las horas para que los mismos que allí te dejamos, hoy volvamos a ti. Allí nos esperas porque sabías, siempre lo sabes, que vamos a volver, porque esos que somos de ti, siempre volvemos a ti. Te haces mayor y nos ves envejecer, al mismo tiempo que envejeces también tu. En tu memoria plateada recuerdas a unos jóvenes que llegaron a ti con la ilusión de formar parte un grupo humano, del cual formas parte sin tu quizás darte cuenta. A simple vista careces de sentimientos, no tienes voz, pero yo se que guardas caricias en las estrias de tu madera, que en tu viejo respiradero conservas suplicas que gente anónima te encomienda, por ser el suelo sobre el que descansa la imagen de el Señor, que en la plata de tu canasto escondes millones de miradas que buscaron unos ojos de hombres que profesan fe y que desde la oscuridad de tu silencio, buscan la calma de su alma.

Desde fuera todo parece oscuridad, a simple vista solo se aprecian personas que hacen un esfuerzo físico empujados por una creencia y movidas por alguna promesa. Sin embargo desde dentro solo se ve luz, la luz de chiquillos que se han hecho hombres citándose contigo cada frío invierno, la luz de padres que presumen de acompañar a sus hijos bajo la ilusión de tus trabajaderas, la luz de aquellos que vienen desde muy lejos para ser parte de ti, la luz de los que sueñan con meterse dentro de ti y hacen de ese sueño, el motor de sus largos Otoños.

Cuanta gente has visto apoyar sus hombros en tus trabajaderas, muchos se fueron por no entender que aún pareciendo arisca, eres cercana y acogedora. Los que allí seguimos, hoy volveremos a ti, volveremos a buscar el aroma de tu vieja madera, volveremos a dibujar sueños que allá por Abril, se impregnarán de sentido, volveremos para contar los días a son de marchas y chicotás, volveremos porque eres parte de nuestras vidas y porque el día que no volvamos, te echaremos tanto de menos, que ya nada volverá a ser igual.

Hoy extrañaras el incienso que te preside cada Miércoles Santo, hoy no se iluminará tu plata con el destello de cientos de flashes, hoy ancianas manos no recorrerán las formas de tu respiradero, hoy solo seras una vieja trabajadera. Pero tu y yo sabemos, que cuentas los días para descansar en el frío mármol  de una Imperial Iglesia, que sueñas con sentir el peso de su mirada sobre tu canasto, que anhelas el calor de tus morados faldones, que buscas sin encontrarlos, el aroma de claveles rojos que perforen tus entrañas, porque tu también sueñas, al igual que los que hoy seremos parte de ti, con que suene Saeta y sea Miércoles Santo. 

Mientras tanto hoy, serás una vieja parihuela...


Dedicado a todos los que hoy vuelven a ser parte importante de una vieja parihuela

miércoles, 5 de febrero de 2014

Una fría estación de autobus

Puntual, como cuando suenan los clarines en la maestranza.Ilusionado y nervioso, como ese padre que ve a su hija subir al altar el día de su primera comunión.
La estación aguardaba abarrotada, la llegada de autobuses llenos de historias, adolescentes ansiosos de besar los labios que echan de menos durante la semana, matrimonios que se separan los Domingos y que intentan alargar los fines de semana, intentando engañar al reloj y aquellos que solitarios, viajan en busca de aventuras que les hagan sujetar su barco a puerto. Al fondo, en el anden 31 esperaba él, se había vestido con el mejor de sus trajes y para la ocasión, estrenaba corbata, ese perfume que durante años le acompaño en el reto del día a día y un poquito de gomina en su aún abundante cabello. En su mano derecha un bastón, que servía para apoyarse en su ya lento caminar y en la izquierda un desgastado álbum de fotos....

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La vida había pasado por encima de él a ritmo vertiginoso, ya poco quedaba de aquel galán que vestía a diario de forma primorosa y que salía siempre de casa despedido por un eterno "te quiero, ten cuidado y no tardes...". Había compartido al lado de su primer amor mas de cincuenta primaveras. Tuvieron que superar las asperezas de los celos, los egos de las envidias y los miedos de la distancia. Siempre venció el amor. Ella, tímida, callada, era su mejor amiga, la madre de sus hijos y la mejor de las amantes. El amable, romántico, extrovertido y amigo de todo el barrio, veía pasar las horas, deseando llegar a casa y volver a sentarse al lado de esa niña que le enamoró hace ya, un puñado de Febreros.

Los años fueron pasando y el peso de los besos, fue haciendo surcos en su piel, sus manos, cansadas de agarrar el peso de su responsabilidad iban encogiéndose, esas mismas manos que durante años, sirvieron para pasear a sus hijos y años después, a sus nietos, ya apenas podían acariciar aquella fría barandilla de la escalera. Las piernas empezaban a pedir explicaciones después de las caminatas y los achaques, se acumulaban en su ya dolorido cuerpo.

Se fueron quedando solos. A diario salían a patear el barrio que les vio pasear su eterno amor, saludaban a los que anoche fueron sus compañeros de sueños, se acercaban al banco en el que aún aparecían sus iniciales marcadas en una calurosa tarde de Agosto, a la vuelta visitaban a sus hijos y nunca les faltaba un detalle para sus nietos, que ya empezaban a pasear de la mano de ladrones de sueños. Nunca llegó el silencio a sus conversaciones y si en alguna ocasión aparecían los reproches, de un viejo cajón sacaban un álbum de fotos donde se resumía su preciosa historia de amor, desde aquellos días, donde la estación de autobuses era cómplice de besos robados, hasta los días en los que un sacerdote les recordó que tal día como ese, hacía cincuenta años que ella le dijo si quiero...



"Yo siempre estaré a tu lado y te iré a buscar a aquella fría estación". A la mañana siguiente el silencio se apoderó de aquella historia de amor, las palabras se marcharon en aquel beso de buenas noches y las caricias se quedaron huérfanas de manos que acariciar....

Él no se acostumbra al silencio y la sigue buscando en los espejos de los pasillos de la casa, huele su ropa doblada esperando encontrar su recuerdo en aquellas frías costuras. Solo se consuela cuando abre aquel viejo cajón y empieza a repasar el viejo álbum de fotos, es entonces cuando se arregla, se perfuma y vuelve como siempre puntual, a aquella fría estación....

   

domingo, 2 de febrero de 2014

La carrera de nuestros días

La vida es un difícil camino de recorrer. Es esa carrera de fondo, en la que en ocasiones te sientes capaz de aguantar y en otras se apodera de ti la sensación de parar y renunciar a ese sueño de cruzar la meta.
En ocasiones, al volver la esquina, la vida te golpea en forma de cambios inesperados, que van ligados a decisiones importantes que debes de tomar. Te das cuenta de que vas haciéndote mayor, cuando en esas decisiones, aparecen personan que te impiden pensar solo en ti. Son esas personas que te acompañan en el día a día, como los que te animan desde la cuneta cuando pareces desfallecer, y al ver sus sonrisas, te hacen seguir.

Los días que nos han tocado vivir, no nos ponen fácil algo tan sencillo e imprescindible como sonreir, los miedos y las dudas, intentan apoderarse de aquel niño interior que todos nos empeñamos en alimentar.
A la vuelta de esa vertiginosa esquina, te encuentras con esa sensación de vacío e inquietud, que se apodera de uno cuando se avecinan cambios, buscas la opinión de aquella persona que comparte los miedos contigo, la aprobación de los que te conocen, aún escuchando cosas que no te gusta oir, hasta que llega esa llamada inesperada que te hace verlo todo claro, esa llamada de quien te conoce y te habla sin dobleces, aun sabiendo que las verdades te pueden hacer heridas, pero sabiendo que cicatrizarán para hacerte fuerte, porque en ocasiones, es bueno pararse y escuchar a los que te observan, esos que te recogen cuando el fracaso te golpea, esos que aguardan la caída para rematarte, y así hacerte fuerte, esos que te quieren pero que buscan tu reacción, esos que corren por la vida para cuidar de otras vidas y en ocasiones olvidan incluso la suya, esos que pese a su aparente dureza, en ocasiones necesitarán de una llamada que les haga reaccionar.

La carrera debe de seguir, quizás las dudas hayan aparecido en forma de decepción, quizás los miedos te hayan visitado en forma de fracaso, pero debes de seguir, debes de apretarte las zapatillas, comenzar de nuevo la carrera y confiar en ti, saber que tras ese largo camino se encuentra la calma, esa que necesitas para afrontar nuevas etapas, nuevas carreras y lograr nuevas metas. No será fácil, pero siempre tendrás al otro lado ese que con una llamada despeja las dudas, porque en esta carrera, nunca corres solo.

Es sencillamente, una nueva etapa, de una larga carrera....