viernes, 15 de enero de 2016

Martinez Ares...

De un confeso Tinista...

Querido Antonio:

Era yo un niño, cuando ya se escuchaban en mi casa, saliendo de cintas VHS, los sones de tus primeras comparsas. Eran tus letras, la banda sonora de mis meses de Sonrisillas, cuando aquellos jóvenes amores,me dieron mis primeras Calabazas.
Aunque en ocasiones no entendía tus letras, pero esas voces fueron calando en mi alma, en forma de copla, y eras tu quien modulabas mis ganas de poder un día emocionarme al oírlas, día que llegó cuando unos Miserables, le cantaron al Santo Padre y mis lágrimas adolescentes, decidieron que todos los años por Febrero, esperaría tus bellas rimas como agua de Mayo. Pero en Mayo también te escuchaba, y en Agosto, con La Ventolera del levante, me gustaba sentarme a soñar con Febrero escuchando el 3x4 de tus versos, porque tu eras El Brujo de mi adolescencia y acompañabas mis miedos y mis dudas, escondiéndome contigo, en La Trinchera de mis ya lejanos errores.

El Carnaval se apoderó de mi día a día e incluso, descubrí nuevos autores, que en La botica del cielo de Cai, supieron pintarme la mas bonita acuarela y regar con sus pasodobles, La Caldera de mis sueños, pero en aquellos años, eras tu quien me hacías esperar despierto para escuchar la comparsa de ese o aquel otro año, Las viejas cintas de vídeo, sonaban ralladas a recuerdos de infancia y El Vapor de la memoria, me hacia soñar una y otra vez con ese día, en el que se me pusiera carnecita de gallina al escuchar a Los Piratas cantarle al mal trato, y pasar a formar parte de la historia eterna del carnaval. Y es que eras tu, niño poeta de San Vicente, quien conseguías apartarme de mis juegos, para buscar en la magia de tus rimas, el aire y el empuje que me hiciera creer en los cuentos, para convertirme en Templario en tardes de invierno y conseguir así La Milagrosa gesta de volver a ser ese niño, que no entendía como su padre se pasaba las horas escuchando carnavales.

 Ahora, padre de mis hijos, me gustaría sentarme con La niña de mis ojos a escuchar La Revolución de tu regreso, el dar luz a la oscuridad de mis recuerdos, y volver a ser aquel niño que se dormía, de la mano de su hermano, escuchando viejas cintas VHS.  Ahora, que ya soy mas mayor, pero me sigo emocionando con tu coplas, quiero esperarte sentado en mi Calle de la Mar, deseando el regreso de tu arte, la vuelta de tu prosa, el aire fresco de tu verso,  hoy D.Antonio Martinez Ares, sería un Cobarde sino regresará a ti, ya que fuiste tu y solo tu, quien me hiciste creer, que los hombre, allá por Febrero, también lloran....

Arriba telón....