
El tiempo no debería pasar tan rápido, ya apenas puedo sujetaros en brazos y la falda de tu uniforme, empieza a parecerme demasiado corta. Lo reconozco, me entristecen los finales de curso, son como páginas que le arranco a ese calendario, que traza el paso de mis días, en forma de recuerdo. No me acostumbro a veros crecer y a saber, que muy pronto, comenzaré a ser un mero espectador de vuestros logros e inquietudes.

quedado en silencio. La reja verde, sueña con arañarle al verano, los atardeceres, que le vuelvan a traer a su lado, las minúsculas manos, de los que cada mañana la atraviesan, mirando siempre de reojo hacia atrás. La campana que despierta del sueño, a príncipes y princesas de jersey celeste, es solo movida por la brisa que juega al escondite, en la pista de baloncesto. La jauría de recreos, ha dejado el suelo del patio, anhelante de historias y promesas, de batallas y lágrimas, de vencedores y vencidos y cuenta los días, para volver a ser campo de ilusiones, donde se forjan sueños. Los pasillos centenarios del cole, se han quedado huérfanos de pisadas y los columnas del patio central, buscan en su memoria, los abrazos de días cercanos y que ya parecen lejanos. La niña maría, ya echa de menos esas oraciones y cánticos que cada mañana la hacen despertar y lla hacen sentir protectora de sueños e ilusiones.

Ahora toca disfrutaros en casa y esperar que los días, nos lleven a esa orilla, donde los atardeceres, os han visto crecer. Esos días donde me gusta saberos felices, esos días donde las horas las marcan vuestras sonrisas y nuestros juegos, esos días donde al miraros, se que todo ha valido y valdrá siempre la pena. Volveré a madrugar para poneros las sombrillas cerca del mar, os traeré churros y volveremos a ir a la bolla las veces que haga falta. Seré capitán de un barco de pedales y tobogán para acercarnos a esas rocas que tanto os gustan...
Mientras tanto, seguiré pensando, que lo mejor SIEMPRE está por llegar...