viernes, 4 de septiembre de 2015

La fuerza de Septiembre



En ocasiones, no tenemos la virtud de saborear lo que la vida nos regala en ese instante y preferimos perder la esencia, pensando en que pronto, volveremos a lo de siempre, Dejamos pasar infinitos atardeceres, imaginándonos vestidos de invierno, cuando la luna solape al radiante sol, a eso de la media tarde.
El ser humano es así, y lo seguiremos siendo, porque aunque los propósitos de cambio, siempre son abundantes, la realidad nos golpea constantemente, en forma de nuestros mismos errores.
Sin lugar a dudas, en estos primeros días de Septiembre, me siento un privilegiado y os voy a contar porque. He tenido la suerte de disfrutar de unas maravillosas vacaciones, donde si tuviese que quedarme con un momento vivido, sería incapaz de hacerlo, porque los días de Agosto, los he saboreado de forma apasionante, disfrutando de mi familia, de mis amigos y de mi tiempo libre,tres de las cosas que mas me gustan en esta vida, de ahí que quedarme con un solo momento, me resulte extremadamente difícil.
El privilegio viene, cuando toca mirar hacia adelante y ves que tienes la suerte de incorporarte a tu trabajo, lo que es sinónimo de salud, y a la necesidad de abordar nuevos retos y de alcanzar nuevas metas, y no me refiero solo a las que te marcan tus jefes o las cifras que te señalan tus objetivos, me refiero a los sueños que quieres alcanzar tu, y no hablo que nos toque la lotería, hablo de pequeñas metas que nos hagan sentirnos bien con nosotros mismos,
Evidentemente sentado en la orilla y mirando al infinito, los problemas los ves de otro modo, pero también debemos aprender a encontrar la felicidad, en un día cualquiera de nuestro apretado y monótono calendario, así, solo así, aprenderemos a disfrutar de esas pequeñas cosas que nos regala la vida.
Toca mirar adelante, si adelante, porque la vida es maravillosa y de todo hay que sacar lo bueno, aunque tu, que tienes que incorporarte a tu trabajo y dejar a tu hijo solo por primera vez que le viste la carita, no seas capaz de pensar así, o tu que vas a ese trabajo que no te mereces, pero que es el que tienes, o tu que vuelves a engrosar la lista del paro, perdiéndo toda esperanza a encontrar un trabajo
que te haga sentirte util o incluso tu, que llevas treinta años realizando lo mismo día tras día.
Encaremos ese día a día con la misma fuerza y la misma pasión que encaramos esos atardeceres, en los que nuestro único objetivo, es mirar de lejos a Septiembre, porque queramos o no, pronto, muy pronto, estaremos de nuevo moviendo las fichas de dominó y mirando al mar...

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