lunes, 1 de julio de 2013

Primos, primas y viceversa


La vida está llena de momentos importantes: tu infancia, el primer beso, tu primer amor, tu boda, tu primer hijo, la pérdida de un ser querido...y cuando en todos esos momentos, aparecen las mismas personas, es que se han convertido en importantes, e incluso voy más allá, en imprescindibles.

Tuve la suerte de conocer a mi abuela y de disfrutarla durante muchos años, ella tenía muchas virtudes, pero la principal, era la de darse a todos, especialmente a su familia, de ahí que su obsesión fuera el mantenernos unidos y el transmitirnos la importancia de la familia: estés donde estés, te doy las gracias, porque lo conseguiste con creces.

Si miro para atrás, me veo siempre jugando con mis hermanos en aquel quinto de la Avenida de America que nunca olvidaré.Puedo presumir que pese a todo y gracias al amor de mi madre, tuvimos una infancia feliz. Nos criamos rodeados en el día a día de mis primas, Olga(Mae) y Noemi(Camacha), ellas fueron compañeras de juegos y de travesuras, fueron testigo de sueños y también estuvimos juntos cuando la vida nos puso a prueba en momentos de tristeza. Lejos quedaron dias en Torrenueva, veranos en Alfacar y atardeceres infinitos en La Herradura. Por extraordinarias circunstancias de la vida, nos hemos criado juntos, ellas han sido las hermanas que nunca tuve ni tendré, fueron compañeras de juegos, complices de travesuras que terminaron en amenaza de suicidio(Olga Maria que me tiro), actrices principales de escenas que escalonan el paso de mis dias, ellas me hicieron reír recordando una obra de teatro que forma parte de nuestras vida, ellas han llorado conmigo siendo consuelo de mis lágrimas...



Cuando nadie lo esperaba, llegó a nuestras vidas una bocanada de aire fresco convirtiéndome en padrino inesperado, pero eternamente orgulloso. Mi primo Migue le regaló a mi tio un compañero de tertulias y de tardes de pesca, y a mi un amigo y un costalero(jamás olvidaré nuestro abrazo aquel Sábado de Passio). Y es que la vida es la familia, y la mia, aunque corta, es maravillosa.

El trascurso de los años trajo a nuestras vidas a compañeros de viaje, que gracias al si quiero, les hizo convertirse en mi familia, ellos vinieron a ampliar el número en cuanto a cifra y en cuanto a calidad humana. Despedidas de solteros, enlaces matrimoniales inolvidables, partidas de dominó, competiciones de comunio esperando una revancha, discusiones absurdas de banqueros metidos a funcionarios...tantos momentos inolvidables...
Otros, a falta del si quiero, han venido a sumar amor y con su forma de ser, a demostrarnos que sin ser de nuestra sangre, podemos sentirlos como si hubieran sido testigos de nuestra infancia, aunque pensándolo bien, fueron testigos, e incluso parte importante de nuestra adolescencia...

Y tras el si quiero vinieron los sobrinos postizos. Con las calores de Agosto llegó la mirida timida de Manuel y un poquito después, la sonrisa pizpireta de Martina. Con ellos se llenó un jardín de una casita en La Zubia, donde cada 16 de Julio me como la mejor tortilla de patatas del mundo. Ellos han hecho a mis tios(pocas parejas habrá que se quieran como ellos) mas jovenes y mas felices, incluso le sirvieron al bueno de mi tio Miguel, para agarrarse a la vida y encontrar en la inocencia de sus nietos, la razón mas importante para esquivar a la muerte, cuando esta lo abrazaba de forma casi definitiva.


Desde entonces somos mas en la mesa de El Sevillano, donde siempre dejamos una silla vacia, porque te seguimos extrañando y te seguimos teniendo presente, y en esos dias de reuniones, siempre me acuerdo de ti, de lo que hubieras disfrutado viéndonos a todos crecer unidos y sabiendo que cuando pasen los años, quedarán pocos amigos, pero permanecerá el amor de una familia corta, pero inmensa. Las embajadoras de tu enseñanza regaron tu semilla, y ahora, ya padres, somos nosotros los encargados de trasmitir tu enseñanza.


Con las prisas del dia a dia, hemos dejado de vernos todo lo que quisieramos, pero gracias al whassap, en mi movil aparece un grupo que se llama primos, primas y viceversa, un lugar para encontrarnos y sentiros siempre a mi lado. En el momento que menos te lo esperas, aparece un mensaje y al abrirlo, aparecen los rostros de esos herederos del mensaje de mi abuela. Espero que sepamos inculcarles que en la familia está la verdad, el consejo adecuado y el reproche sin memoria. Vamos cubriendo etapas y haciéndonos mayores, quedando lejos esos momentos que nunca olvidaremos, ahora el reto es mayor, seguir unidos en la distancia y no olvidarnos de lo vivido.


 

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