jueves, 16 de abril de 2015

Una cuaresma para la vida

No pasan los días. Parece que el reloj de los latidos, se empeña en marcar las horas a paso lento y yo, me desespero anhelando tu llegada. Le voy arrancando hojas, a esta cuaresma abrileña, que traerá en sus albores, el aire fresco de tu sonrisa. Te necesito, te espero y te deseo, como esperan los arboles a la primavera. Llevo toda la vida imaginando como serás y jugando a adivinar a que olerá tu piel. El pulso se me detiene, cuando intento ponerle cara a mis ganas de verte.
Te echo de menos y aún nos ha llegado, Necesito acariciar tu mano y aún no se de que color será tu pelo. Aún no te he tenido en mis brazos, y ya me despierto deseando verte. Ahora que duermes en la barriguita de mama, eres ajena a las ganas de sentirte, que tenemos todos los que contamos las horas, para oler la inocencia de tu piel.
No tengas prisa, pero no tardes. No quieras conocerme antes, pero tampoco te burles de mi en la espera, se que te ríes presintiendo los miedos de tus papis.
Que larga se está haciendo la espera, pero pronto, cuando la luna vuelva a estar llena, ya no tendré que soñar tu llegada  y serás tu, quien de sentido a esta espera.
Hasta pronto.
Tu tito


  

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