Papa cuéntame otra vez...

No tengo la suerte de encontrar en mi padre a un amigo, no busco culpables, ni tan siquiera disculpas.
La vida viene como uno la busca y entiendo, que él lo hizo lo mejor que sabía, aunque para mi fuese poco, muy poco...Eso si, a el le debo muchas de las aficiones que hoy llenan mis cafés de sobremesa e incluso, muchos de mis ratos libres. El puso en mi camino el amor a la Semana Santa, el me abrió los oídos para enamorarme de coplas haya por Febrero, el me enseño a sufrir por un equipo de fútbol y el me abrió las puertas para buscar en la música el compañero ideal para los ratos de soledad, el trajo a mis adolescentes tardes de estío, el sonido de Serrat, Aute, Perales, etc...

En una de esas noches, en las que dormir se antoja difícil, porque tu inexperta mente se empeña en encontrar problemas, sin saber que el paso de los años te traerán preocupaciones realmente importantes, en una de esas noches, me encontré contigo...

Vértigo, que el mundo pare, 
que corto se me hace el viaje. 
¿Me escucharás, me buscarás, 
cuando me pierda 
y no señale el norte 
la estrella polar?

Aquella canción me atrapó, dicen que las canciones te llegan dependiendo de un momento, de un estado de ánimo, o sencillamente, de la compañía en la que la escuches esa canción.

Hasta ese instante no había escuchado hablar de ti, pero a partir de ese VERTIGO te convertiste en el termómetro de mi estado de ánimo.

Yo acudía a ti en los momentos de inseguridad, en esos en los que crees que el mundo avanza y no cuenta contigo, en esos en los que todos corren mientras tu sientes que caminas...fuiste mi aliento en días de inseguridad.

Me fui haciendo mayor y seguías a mi lado, has marcado momentos importantes en mi día a día. Has puesto banda sonora a largas tardes de carretera, has servido como remanso para días de desengaño...has sido un compañero inseparable en el paso de mis años.

Tus canciones no dejan indiferentes al que las oiga, desde el que no vuelve a escucharte porque sencillamente no eres lo que busca, hasta aquellos jóvenes adolescentes, que hoy abarrotan una sala, echando de menos aquellas tardes en las que soñabamos con ser mayores.

Muchas son las canciones tuyas que jamas podré dejar de cantar por algún  que otro motivo: Duermes, Si se callase el ruido, Eres, Vuelvo, Ahora, Un muerto encierras, Vine de norte, Ya ves, Un muerto encierras, Pequeña criatura, etc...pero si he de quedarme con una esa sería sin dudarlo Papa cuéntame otra vez.

La historia habla de guerras perdidas, de sueños rotos, de ilusiones desvanecidas, pero habla de lucha, de superación, de caer para levantarse...por eso me gusta escucharte en días como los que nos ha tocado vivir, días en los que nos intentan robarnos los sueños, días en los que levantarse de la cama se convierte en un deporte de riesgo´días en los que unos pocos se enriquecen, apropiándose de las ilusiones de otros muchos, que buscan la felicidad en los pequeños detalles. Por eso acudo a ti, porque me haces creer que otro mundo es posible, que no todo esta escrito, y que tras estos días, vendrán otros que abrirán ventanas a la esperanza...por eso y porque el día que mis hijos me digan Papa cuéntame otra vez, me gustaría que me vieran como un amigo, un amigo que le ha tocado luchar, para hacer bien el papel de padre.

Por cierto el, de quien les hablo, es Ismael Serrano.  

Dedicado a todos los que comparte mi admiración y especialmente a los que en alguna ocasión me han acompañado a disfrutarlo en concierto